Seis consejos para preocuparse menos por cosas insignificantes

Parece que el estrés se ha infiltrado en todos los rincones de nuestra vida y la que paga los platos rotos es nuestra salud. Con estilos de vida tan acelerados y demandantes, se ha vuelto muy difícil distinguir entre el estrés “productivo” y el que se produce por cosas sobre las que no podemos controlar.

Si bien un poco de estrés nos incentiva a cumplir nuestras metas personales, muchos se pasan la noche en vela pensando “qué hubiese pasado si…” o recordando situaciones poco agradables que ocurrieron a lo largo del día. A continuación, le presento seis formas de dejar de preocuparse por cosas que no puede controlar…

1. Recuerde que sí puede controlar sus emociones

PsychCentral.com nos recuerda que, en muchos casos, (consciente o inconscientemente), nosotros mismos elegimos cuándo sentirnos estresados. Si bien no podemos controlar el comportamiento de los que nos rodean, es posible controlar nuestras reacciones.

Esto se aplica particularmente a problemáticas más generales como la economía global, ciertas enfermedades, etc. En lugar de preocuparse por la situación (que, en realidad no sirve de nada), dicha fuente de salud recomienda que se concentre en buscar mecanismos y herramientas para lidiar con sus problemas.

2. Aprenda a ejercitar la meditación consciente

Aprender a meditar, que en realidad es aprender a vivir el momento y acallar los “ruidos” en su cabeza, se ha vuelto una forma más popular de lidiar con el estrés y las preocupaciones cotidianas. La Facultad de Medicina de Harvard asegura que los beneficios de la meditación “consciente” incluyen desde mejorar la calidad de sueño hasta reducir los síntomas de la depresión.

El artículo publicado por dicha universidad cita un estudio que demuestra que aquellos que utilizan esta técnica presentan niveles más bajos de ansiedad y fatiga que aquellos que forman parte de un programa de entrenamiento para dormir mejor. Veinte minutos de meditación consciente al día es tiempo suficiente para poder aprovechar sus bondades.

3. Piense en los “qué hubiese pasado si…” positivos

 

En muchas situaciones, nuestros cerebros tienden a crear escenarios del tipo “qué hubiese pasado si…” muy negativos, que acaban en una espiral de ansiedad y, en el peor de los casos, pánico. Los pensamientos como “¿Qué tal si a mi jefe no le gustó mi presentación? ¿Le dije algo malo a mi novia? ¿Qué pasa si me enfermo?” son los que no nos dejan dormir por la noche.

El Centro para Adicciones y Salud Mental (CAMH, por sus siglas en inglés) de Toronto, Ontario, afirma que la terapia cognitiva conductista es muy efectiva si tiene problemas para domar sus demonios. Esta terapia ayuda a entrenar su mente para que, con el tiempo, desarrolle estrategias para evaluar pensamientos negativos y encontrar la forma más razonable de huir de ellos de manera efectiva.

4. En lugar de preocuparse, ocúpese

Lo que quiero decir con esta frase es que, en lugar de sentarse en silencio mientras las preocupaciones le carcomen el cerebro, busque algo productivo para hacer. Mantenerse ocupado es una forma interesante de olvidarse de los pensamientos negativos.

El periódico Huffington Post asegura que el ejercicio es una manera útil de controlar pensamientos negativos, ya que convierte toda esa energía acumulada en algo útil. Además, por naturaleza, lo ayuda a reducir los niveles de ansiedad y llena su organismo de “hormonas de bienestar” (como serotonina), que le permiten concentrarse en las cosas buenas de su vida.

 

5. Escriba sus pensamientos

Según Prevention.com, escribir es una herramienta efectiva para lidiar con las preocupaciones crónicas. Este sitio web sugiere que dibuje tres columnas en una hoja de papel y que enumere sus preocupaciones en la primera. En la segunda, escriba lo peor que puede pasar si ocurre lo que le preocupa.

En la tercera columna, mencione formas de lidiar con la situación en el improbable caso de que acabe tan mal como pensaba. Contar con un “plan de acción” es un “antídoto maravilloso para el estrés,” explica dicha fuente virtual.

6. Pruebe hacer ‘terapia de exposición’

WebMD afirma que debería “practicar la incomodidad,” que es el acto de exponerse a situaciones que no le generen placer. Las preocupaciones crónicas suelen ser paralizantes por sus propias conjeturas negativas, así que salir de su área de confort y sumergirse en estrés le demuestra a su cerebro que no es tan malo como creía.

Cuando nos preocupamos por cosas que están fuera de nuestro control, tendemos a evitar situaciones tales como reuniones sociales, señala el sitio web de salud. Si diseña una rutina que le permita enfrentar sus miedos y salir airoso, su mecanismo para lidiar con el estrés pasará a ser preocuparse menos.